Crónicas Destinos

Manual para arrancar yuca

Por: Eduardo Pertuz

Recuerdo cuando mi padre veía en televisión programas insulsos, y muy jocosamente decía: _¡vayan a arrancar yuca pa´ que sepan que es trabajar!_. Esa era una frase usual en épocas pasadas. Este tubérculo famoso en la Región Caribe y que nos identifica como costeños de pura cepa, vallenateros viejos y guardianes de la cocina ancestral, hace parte de nuestra riqueza gastronómica. Al cocinarla y ya servida en el plato…sale harinosa, caliente y humeante; como diciéndote: ¡échame suero!, pues la complazco y le empujo tres cachetás de suero atollabuey y la acompaño con varios pedazos de queso costeño, una delicia al paladar. 

Con la información de que, cerca de San Cayetano en los inicios de Los Montes de Maria había yuca sembrada, fuimos con un grupo de amigos, esos que me siguen en los ya famosos paseos pertuzianos, para rodearnos de hermosos paisajes, esplendorosa naturaleza y siempre en plan familiar. Fuimos gentilmente atendidos por el propietario de la finca quien nos llevó a recorrer los cultivos, tuve además la fortuna de ir acompañado de Martín y Mariana, dos infantes ávidos de conocimientos. Sin pensarlo, me convertí en su ocasional profesor de biología; ellos al igual que yo, no hemos perdido la capacidad de asombro: ¡nos sorprendíamos por las hermosas hormigas, grillos, mariposas, hongos, frutas exóticas, flores! Pudimos deleitarnos, mientras los demás adultos estaban reunidos conversando sobre asuntos propios de la edad: motores, carros, geopolítica y algunas otras cosas del acontecer diario. Otra experiencia más con mis nuevos amigos: ¡El placer de redescubrir el mundo!

Manual para arrancar una yuca: primero, observa el camino para ir al cultivo por la inmensidad de pájaros, mariposas revoloteando, extraños insectos por doquier. Segundo, sigue las indicaciones del campesino que sabe bien como es la vaina. Tercero, inténtalo varias veces a pura fuerza física, ríe mucho, que todos participen en el intento. Cuarto, aprender del señor campesino quien conoce la técnica perfecta para el éxito de la recolección. 

Lo más importante, ahora mis nuevos amiguitos ya saben que la yuca que se comen no viene de la tienda, proviene realmente de la tierra, sembrada con esfuerzo por nuestros nobles campesinos y arrancada con sus manos. 

Gracias mil a estos héroes del campo, por compartir su sabiduría con estos citadinos aventureros. 

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