Jorge Oñate y Anibal “ Sensación “ Velásquez
“ El Cuento de Pepe”
Por: Pedro Norberto Castro Araujo
Jorge Oñate, fue catapultado en la historia de la música por ser pionero en el canto vallenato, al momento de su muerte había logrado 25 discos de oro, siete discos de platino, seis de doble platino y ganado varios Congos de oro.
Oñate era un hombre valioso, sensible, cálido, hogareño, amiguero y multifacético, aumentó su patrimonio invirtiendo en tierras y ganados pero además le gustaba la gestión social, por ello incursionò en la política local como concejal de su pueblo, diputado del departamento en 1988 y aprovechando su reconocimiento, también estuvo en la política nacional logrando posesionarse como congresista en la Cámara de Representantes en el cuatrienio 1998 – 2002 .
Jorge Oñate con su voz hizo posible quebrar en dos, las reglas que se habían establecido en el género vallenato, de que el acordeonero era el que cantaba; de esa manera se dio a conocer y a partir de ese momento, se convirtió en la voz líder. Durante más de 50 años se mantuvo, en un repertorio musical colmado de éxitos y glorias; dando ejemplo de constancia, superación y grandeza.
La carrera artística de Jorge Oñate fue muy exitosa, recibió infinidad de reconocimientos, pergaminos y premios, los cuales se guardan celosamente en su residencia, cada uno significa un logro al lado de algún acordeonero, fieles testigos del esfuerzo de un hombre que le dio muchas glorias a la música vallenata.
En el año 1997 Jorge Oñate ocupó la presidencia de la sociedad de autores y compositores SAYCO por más de dos años, trabajó incansablemente adelantando importantes iniciativas en favor de los compositores colombianos, posición que ejerció con mucho altruismo y decoro, trabajando en beneficio de ayudar a aquellos hombres que con su musa mantienen en alto el folclor colombiano.
El día de su posesión fue un hecho notorio cubierto por toda la prensa nacional e internacional, a la recepción asistieron personalidades tales como el presidente de la República, ministros de Estado, parlamentarios, gobernadores y alcaldes, además de toda la élite capitalina y en especial artistas, cantantes, acordeóneros y compositores que hicieron gala para homenajear esa noche al más grande del vallenato y darle con ese sentido acto, la bienvenida al nuevo presidente de la organización, al hombre más esculpido dentro de la música vallenata, quien con su canto traspasó fronteras, elevando en lo más alto el buen nombre del folclor.
Después de las palabras y discursos de bienvenida, es invitado a pasar al segundo piso a recibir el brindis, este sin mayor preámbulo, toma de su brazo a su esposa Nancy quien finamente lo cuelga al de su cortés galán para ascender hacia las oficinas de la presidencia, en el descanso de las escaleras, Oñate, acomodó el chicle que masticaba, para detener el paso y mirar con profunda seriedad y serenidad el retrato del juglar Aníbal Velásquez quien posaba sonriente, con sombrero alón acomodado en la sien, obra donada a la sociedad de artistas y compositores y dibujada al óleo por el maestro Celso Castro.
Por lo que el maestro Aníbal Velásquez significaba para el folclor, su retrato en marco de 2 x 2 fue colgado en lugar visible en el mejor sitio de la sociedad; a lo que el Jilguero de América en tono jocoso y despectivo le dice: Oye Aníbal “Sensación” Velasquez, deja de mirarme con esa risita, déjate de tanta vaina, tu ahí no luces, de mañana en adelante no pasas, vas es pa’ la bodega, mañana ahí cuelgan es la foto de tu papá, del papá de los cantantes, del Jilguero de America, el ruiseñor de Cesar, o sea, yo.