Homenaje a Nuccio Ordine
Por: Eduardo Pertuz
En una tarde fresca y ante un público nutrido, se desarrolló este gran homenaje, con el honor de tener en la tarima al reconocido y premiado escritor y periodista Gustavo Tatis.
Todo el que haya leído al escritor italiano Nuccio Ordine, sabrá las implicaciones que tiene ese adjetivo “inútil”. Para muchos es algo que no tiene utilidad, o que carece de valor práctico en una determinada situación o contexto, en tiempos modernos donde todo se relaciona con la efectividad económica.
El filósofo William James, hablaba del pragmatismo, sostenía que la verdad y el significado de las ideas o creencias deben ser juzgadas por sus consecuencias prácticas y su utilidad en la vida cotidiana. James, también conocido por su trabajo sobre la experiencia religiosa, argumentaba que dicha experiencia no debería ser vista sólo como una creencia, sino también como una experiencia personal y emocional, independiente de la veracidad del Dios alabado, es de por sí una fuente de significado y propósito en la vida; en pocas palabras, para muchos es inútil adorar a dioses inexistentes, pero para los adoradores, las creencias son verdaderas y les funciona para resolver los problemas en la vida, no existe nada inútil.
Leer a Nuccio Ordine, es revelador, hay autores que transforman vidas al tocar la fibra dormida en lo profundo del alma. Podemos despertar de muchas maneras, literarias, espirituales, culturales, científicas entre otras, basta solo leer una frase, una idea para el anhelado clic.
En la aparente inutilidad de un mundo tan frívolo, acelerado y cambiante, el detenerse a comprender esos saberes considerados hoy inútiles como la filosofía, filología, arte, historia, poesía, etc; es darle sentido a la vida, un propósito a la existencia, de nada vale un palacio hermoso si adolecemos de valores humanos.
No hay nada inútil, ni siquiera la inutilidad misma, acuñaba en sus conferencias Nuccio.
Una sincera sugerencia: Lean a Nuccio Ordine, no se arrepentirán… ¡por mi madre!.
PD. Agradecimientos a la librería Remedios la Bella, Fondo de Cultura Económica de México, Universidad de Cartagena, y a Diana Banquez por su apoyo.