Se salvó el día
Por:Eduardo Pertuz
Siempre se ha dicho que al finalizar una jornada, debe haber una reflexión, un aprendizaje diferente al habitual; hoy se salvó el día.
Con el propósito de atender a unos amigos, fuimos al Jardín Botánico de Cartagena, un espacio que me encanta por su flora y fauna; bellos árboles, cientos de insectos, hongos y ojos de agua pura brotando de la tierra. Siguiendo los senderos que están bien señalizados debemos estar muy atentos a nuestro alrededor, nuestra visión nítida necesita enfocar un punto específico en el panorama, lo demás es visión periférica, por lo tanto escaneamos cada centímetro del terreno para detallar todo, es así como encontré un hermoso hongo que no conocía: “el copa rosada”, una oruga negra con cabeza roja de donde se origina una polilla, y un insecto bellísimo capaz de hacer un movimiento de galanteo con sus patas traseras, su cuerpo tenía un trazado como el del “sombrero vueltiao”, seguramente se inspiraron en él…
Un día desperdiciado es vivir sin novedades, en la rutina. Solo tú decides qué experiencias vives: un buen libro, tertulias agradables, cafés con conversatorios, contacto con la naturaleza, amigos con propósitos. La vida cotidiana es tan tediosa, que estos exquisitos momentos avivan el espíritu y dan sentido a este espacio tiempo.
Otra vez más, entre la rutina de la ciudad, guardaré en mi corazón lo experimentado como: ¡combustible de vida!
Desde ya, estoy pensando a donde será la próxima aventura.