Leandro Diaz, ver con los ojos del alma
Leandro José Duarte Diaz, nombre de bautismo de quien hoy conocemos como Leandro Diaz, conocido como el hombre que habla con ‘Los ojos del Alma’, el rey de la diosa coronada o el Homero de la provincia. Nacido en una vereda de Barrancas, La Guajira, llamada Alto Pino, pero criado en Hatonuevo y más tarde migró por sus propios medios a Tocaimo, zona corregimental de San Diego, Cesar; donde comienza la historia de su vida musical.
20 de febrero, su natalicio y es por esto que uno de lo municipios más bellos del Cesar recuerda a ese hijo adoptivo e ilustre de su tierra y rinde un homenaje póstumo con el anuncio de una escultura que será ubicada en la plaza central de este corregimiento. El encargado de dicha labor será el artista plástico,
Llegar a Tocaimo es una verdadera aventura de paisajes hermosos, sentir el viento de la sierra y contemplar la majestuosidad de la vegetación de la zona es como transportarse a un paraíso fuera de este mundo. Un pueblo que conserva su esencia, de gente expresiva, atenta y cordial; no por nada este gran compositor, ciego de nacimiento, fue acogido por este pueblo y allí fue donde demostró su talento en la composición, cantando de casa en casa para recibir una propina. Su discapacidad no fue impedimento para expresar sus sentimientos hacia las mujeres y desarrollar su sentido del tacto, tanto que era conocido ampliamente como un mujeriego empedernido. Pero todo esto fue lo que Leandro expresaba en sus cantos y letras, describía perfectamente la mujer sin verla, el paisaje sin siguiera saber los colores y con muy pocos estudios pero con un léxico tan amplio que podría ser envidiado de cualquier letrado de la época. ‘Los Tocaimeros’, una de las composiciones que muestra su gran creatividad y describe una a una las personas con nombres y apellidos de los habitantes del pequeño pueblo encajado en la serranía, en el cual realiza un censo de los que lo acogían y las familias Tocaimeras, en este encuentro de música y leyenda nos encontramos a la única sobreviviente actual que nombra el compositor en su canto, Rosa; quien bailo al ritmo del acordeón con el canto de Ivo, hijo de Leandro.
Una velada donde se reencontraron amigos, fanáticos y familiares de el gran maestro Leandro Diaz, cantando sus canciones y recordando el legado que deja este hombre que veía, sin ver, y sentía desde lo profundo del alma, el amor por la naturaleza, las mujeres, la parranda y la vida misma.