Nunca es tarde para cumplir los sueños, adulto mayor se graduó como abogado.
Alfredo Antonio Merlano logró cumplir su sueño de convertirse en abogado y aunque para muchos podría ser un poco tarde, para él llegó en el momento justo, en su etapa dorada. A sus 74 años recibió el título por parte de la Corporación Universitaria Antonio José de Sucre, lo que le valió el reconocimiento de directivas, docentes y compañeros de estudios, ya que por su buen rendimiento se ganó media beca y se graduó con honores. Don Alfredo nació en Chalán, Sucre, donde pasó una infancia llena de carencias afectivas, al ser abandonado por su madre, fue criado junto a sus dos hermanos por su tía Erlinda, que les brindó apoyo, pero Alfredo, quien sufrió tempranamente la muerte de su hermana, era muy travieso y a sus 12 años se fue a vivir con el cura Merlano. Don Alfredo se dejó llevar por la pasión de los años juveniles y se fue del lado de su custodio cuando a sus 17 se convirtió en padre por primera vez. Pasado un tiempo, por algunos inconvenientes salió de Chalán junto a su hermano Héctor Merlano Pérez, que decidió radicarse en Valencia de Jesús, corregimiento de Valledupar, mientras don Alfredo se quedó en San Diego, donde fue nombrado inspector de Policía. En ese municipio conoce al amor de su vida, Jardelina Murgas Arzuaga, con quien se casó y conformó un hogar con cuatro hijos: Martha, Mariegna, Alfredo y Virginia Merlano Murgas; sin embargo, una vez más, su carácter fuerte lo obligó a salir de San Diego y residenciarse en Antioquia, primero en El Bagre y luego llegó a Arbolete, donde nació su hija Sandy Merlano Caballero.
La vida no ha sido fácil para este hombre que después de un tiempo salió de Arbolete para radicarse en Sincelejo, decide sanar su corazón herido en su infancia, reconciliarse con su mamá y visitar de nuevo a sus 15 hermanos.
Para ganarse la vida trabajó con volquetas, logró comprar su apartamento, pero amante de los negocios, vendió lo que tenía y se convirtió en prestamista, oficio en el que actualmente se desempeña .
Deseoso de salir adelante y demostrar que aún podía estudiar, don Alfredo tomó la decisión de terminar primaria y secundaria por ciclos.
Ya en sus años dorados y motivado por sus compañeros de colegio, comenzó a sentir el “bichito” de ser abogado, sueño que tenía guardado en su corazón, se propuso estudiar aunque no fue fácil, tuvo que sortear la educación virtual en pandemia, pero salió airoso, con excelentes notas. Sus compañeros destacan su jovialidad, sus ganas de salir adelante, su fluidez verbal, su elocuencia y sabiduría, lo que lo llevó a ser escogido para representar a los graduandos con un discurso el día de la ceremonia de grado.
Don Alfredo confiesa que haber cumplido esta meta lo mantiene más activo, “Me siento con más energía, la vida me enseñó a sanar y curar heridas a través del tiempo, se me han ido los resentimientos de infancia, me siento satisfecho de haber cumplido un sueño y servir de ejemplo a muchos jóvenes y adultos porque nunca es tarde mientras haya vida y salud, todo lo llevamos en la mente que es la que domina el cuerpo, junto con la voluntad, con ello podemos lograr las metas ”, le contó a su hija María Virginia Merlano, quien se siente orgullosa de su padre.
“Esto ha sido un sueño luchado, admiro lo que hizo mi papá a su edad, es un ejemplo para muchos jóvenes que no quieren estudiar ni prepararse para un futuro, otros que tienen la oportunidad y no la aprovechan, él se obsesionó con el estudio, se fijó una meta, mis hermanos y yo lo animábamos cuando a veces sentía que ya no iba a poder y eso lo motivaba a seguir adelante”, nos contó su hija.
A pesar de sus años, don Alfredo goza de buena salud, buen estado físico, le gusta vestirse bien, sigue coqueto como en sus años mozos, su hija dice que se pinta las canas para no verse mayor, mantiene su buen humor aunque a veces se le sale el carácter fuerte, vive solo y ha aprendido a prepararse su desayuno, almuerza en un restaurante y cena temprano con algo ligero. Asegura que sus sueños no terminan allí, don Alfredo sigue proyectándose y sus deseos son seguir una especialización para poner al servicio sus conocimientos y hacer su aporte a la sociedad porque afirma que aún le quedan muchos años por vivir.