Todo se puede
“El Cuento de Pedro”
Por: Pedro Norberto Castro Araujo
Chano, de procedencia campesina, sano y bonachón, nació en el corregimiento de Camarones, un pueblecito ubicado en el Caribe, en donde sus habitantes día a día se enfrentan al mar en pequeñas embarcaciones de motor en busca del sustento diario. Chano, a diferencia de los demás camaroneros, desde muy joven se dedicó a otras labores entre ellas la de labrar la tierra y de regresar en las horas de la tarde banqueteado en su burro encima de dos cargas de leña de Brasil, utilizadas por su esposa Teodora para las labores diarias de cocina.
Era la época de la bonanza verde o de la mala hierba como describió Juan Gossain en su crónica a la época de la marimba. Un buen día a la hora acostumbrada, Chano regresaba a su casa con dos cargas de malanga depositada en dos sacos de fique de tres rallas, detuvo su marcha al sentir sobre él un extraño sonido que le hizo voltear los ojos hacia el incandescente horizonte y ver descender de los cielos a toda velocidad un robusto avión de lata plateada e identificado con bandera estadounidense con uno de sus motores en llamas y que minutos posteriores se estrelló en un lugar cercano generando un estropicio al caer, rodando salvajemente por el suelo, levantando una polvorera, a la vez al rodar despedazando cactus y arrasando con miles de trupillos que encontraba a su paso.
Como buen cristiano, se acercó a la aeronave a socorrer a sus ocupantes encontrando en el interior un escenario desastroso por cuanto toda la tripulación había perecido con el impacto.
Señala un viejo adagio que la suerte está echada y que a cada quien Dios nos tiene labrado su destino, ese fue el día de Chano, cuando entró en el interior del avión estaban esparcidos por todo el piso muchos fajos de billetes de dólares de alta denominación, inicialmente dudó en aprovecharse pero el rebuzno de su burro como indicándole que en la vida todo se puede, lo hizo cambiar de parecer, rápidamente echó a un lado las malangas y depositó en los sacos el botín encontrado, marchándose de inmediato hacia Camarones.
Chano rico y afortunado en compensación con Tiburcio, su burro , ordena al mejor ebanista de la región construirle en su hacienda un establo con aire acondicionado y tenerle en un potrero aledaño 20 burras y 10 yeguas finas, para satisfacer el apetito sexual del catalán.
Pasaron los años y Tiburcio su burro muere de un infarto fulminante, era tanto el cariño y el aprecio que le tenía a su animalito que decide hablar con el cura del pueblo para que éste le realice la cristiana sepultura en el cementerio local donde le había mandado a construir un mausoleo.
Como era de esperarse encontró oposición por parte del sacerdote quien le dijo que bíblicamente eso no se podía hacer, que las misas y el entierro en un cementerio era para seres humanos más no para animales a lo que Chano respondió: Padre todo se puede, acá hay para usted, 20 millones de pesos más 2 cajas de Buchana Master y una alta contribución de 100 millones para el arreglo del altar y la remodelación de la Iglesia dotación de la casa cural, para que no le dé mente a ello y me le haga la misa y le de cristiana sepultura a mi burro. El padre ante tal insinuación no dudó en aceptar la oferta y decidió enterrar al burro en el cementerio central.
El episodio del pomposo entierro llegó a oídos del señor obispo quien de inmediato mandó a llamar con mensaje de urgencia al sacerdote, al llegar este; monseñor sin vacilación lo regañó y le dijo que cómo se le ocurría hacerle misas y darle cristiana sepultura a un burro. El sacerdote al ser increpado por el obispo le dice: Señor obispo todo se puede. Cómo así que todo se puede? monseñor el dueño del burro para realizarle la liturgia me entregó 20 millones de pesos más 2 cajas de whisky y una alta contribución de 100 millones para la iglesia, le propongo: No coja rabia que todo se puede, dividamos la suma, acá le tengo 10 millones para usted más 1 caja de whisky, todo se puede señor obispo.
El señor obispo al recibir el estipendio le dice al sacerdote no hay problema, todo se puede. Al partir el sacerdote, lo hace regresar y le dice al oído dígale a Chano que si no le va a mandar a hacer las nueve misas a su burro que con mucho gusto se las realizo, dígale que con plata todo se puede.