El avión de la sabana
“El Cuento de Pedro”
Por: Pedro Norberto Castro Araujo
A mediados de 1980 en plena bonanza marimbera, Pepe Castro, gobernador del Cesar, había sido advertido por moradores de los corregimientos de Guaymaral, El Perro, El Vallito y Los Venados, que normalmente en horas de la noche sobrevolaba una aeronave color plata, la cual estrujaba las láminas de zinc de sus viviendas, espantaba a las aves y animales de corral, los gallos cantaban antes del amanecer, las gallinas cacareaban, los terneros bramaban, los burros rebuznaban, los perros aullaban como si hubiese luna llena y las cabras confundidas reventaban las trancas del chiquero.
Había mucho pánico, los pobladores creían que se trataba de una nave aeroespacial que aterrizaba constantemente en cercanías de Sabanita, imaginaban que podía venir cargada de marcianos provenientes de otros planetas a invadir la Tierra.
Era tanto el susto, que una comisión de líderes de cada población pidió audiencia para denunciar ante el gobernador lo sucedido. Se desplazaron desde allí, Rafael y Benjamin Valera, Aldo Quintero, El Negro Barriga, Casimiro Payares, Alberto Pinto, Rosmira y Sebastián Sarmiento, Silvino Arzuaga, Lucho Deluque y Leonidas Córdoba, quienes a su vez se hicieron acompañar por dos hijos del pueblo, los doctores Luis Rodríguez Varela y Afranio Restrepo Cordoba.
El mandatario en consejo de seguridad había advertido la situación a las autoridades Militares y de Policía, estos posteriormente en sendos informes de inteligencia negaban el dicho de los pobladores.
En alguna oportunidad cuando Don Pepe se dirigía a su finca “Gobernador” como de costumbre, ordenó detener su automotor para saludar a su comadre Esmilda Quiroz, quien a la vez aprovechó la visita de su amigo para ofrecerle un café y mientras este degustaba la aromática bebida caliente, le reafirmó lo dicho en repetidas ocasiones por los lugareños.
El gobernador dado que no recibía respuesta positiva de la Policía, contactó telefónicamente a Manuel “El Negro”Zabaleta, director del órgano de inteligencia del Estado, quien inmediatamente se desplazó al lugar a realizar labores de campo, llevándole reporte positivo al mandatario, el cual fue entregado directamente en su hacienda.
Estos entre oscuro y claro y en camino para regresar a la capital, al bordear las sabanas, entre cactus, trupillos, caritos, aceitunos y aromos; a lo lejos evidenciaron lo que los pobladores indicaban en sus denuncias.
El gobernador en compañía del director del DAS y de su personal de escoltas se percataron del aterrizaje en una pista clandestina ubicada en cercanías del corregimiento de Los Venados, de un avión cargado con varias toneladas de marihuana, logrando la captura de los tripulantes; un americano, un guajiro y un cubano, el resto escapó ante la presencia oficial. La mala hierba fue incautada y la aeronave inmovilizada por las autoridades.
El exsargento Medardo Zamora Martinez, secretario del Juzgado 63 Penal Militar y padre del doctor Jesús Armando Zamora Suárez, tuvo a cargo la diligencia judicial. Luego de la inmovilización se brindó para acompañar a un piloto de aviación agrícola, quien se atrevió a pilotearlo y traer a Valledupar el DC-6 distinguido con matrículas y banderas americanas y quien antes de aterrizar en el aeropuerto local debió agotar el combustible, sobrevolando los tejados de la ciudad de los Santos Reyes, llamando la atención de los vallenatos, quienes se volcaron hasta las mallas del “Alfonso López” a percatarse del aterrizaje y de la voluptuosa incautación de marihuana.
El bufete de abogados de los doctores Gonzalo Córdoba Espejero, Efrain Aponte Martinez y Luis Orozco Córdoba asumió la defensa de los allí involucrados hasta conseguir su libertad.
La aeronave permanece hoy en el parque del helado sirviendo de diversión a los niños de Valledupar.