Wicho Sánchez “El Cuento de Pepe”
Por Pedro Norberto Castro Araujo
Rafael Sánchez Molina, es conocido en el mundo artístico como “Wicho Sáchez”, compositor y cantante nacido en Valledupar en el siglo pasado en el Barrio Cañaguate. Autor de obras como “La Banda Borracha” interpretada por Juan Piña y orquestas internacionales, “Penas Negras” sonada con éxito por la agrupación de Beto Zabaleta, “Mi Sentencia”, interpretada por el “Ruiseñor del Cesar” Jorge Oñate acompañado en el acordeón por Emilianito Zuleta y “El Brujo”, grabada por los Hermanos Zuleta Díaz.
Mi cuñado Aníbal Galindo y Tomás Alfonso “Poncho” Zuleta, lo describen como un personaje dicharachero, elocuente, contador de cuentos y anécdotas de corte provinciano. Desde muy joven “Wicho” explotó su talento artístico, hizo parte de la agrupación Los Playoneros del Cesar conformada con Miguel Yaneth y el padre de la dinastía Granados, Ovidio Granados.
Valledupar, ha parido montones de personajes de corte macondiano como “Wicho”, talentoso por su pros, repertorio y elocencia. En alguna ocasión, el Nobel de Literatura, Gabriel García Márquez, se refirió a “Wicho” Sánchez, como un personaje mítico del folclor. Llegó a la cúspide artística en el año 1977, cuando la bonanza del cultivo de algodón fue desplazada en parte por la bonanza marimbera, la misma que el periodista Juan Gossaín describió en su crónica La “Mala Hierba”.
“Wicho” Sánchez siempre gozó de un amplio reconocimiento entre los vallenatos por su elocuencia, ocurrencias, la picardía y el colorido que le imprimía a los relatos de sus cuentos.
Con frecuencia era invitado a las parrandas vallenatas organizadas en Riohacha y en toda la Península de La Guajira por “los nuevos ricos” de la Provincia de Padilla; era frecuente verlo donde los Cotes, los Sánchez, los Gómez, los Freile, los Salas y los González.
Fueron muchas las visitas de “Wicho” Sánchez a La Guajira, donde era característico que antes de partir, pidiera con efusivo abrazo a sus compadres, un valor extra al pago de su presentación artística; petición que hacía, según el, con el objeto de que contribuyeran con la casita de sus pelaitos. Era la época en que recién se había inaugurado el edificio más alto de Valledupar con más de 14 pisos; se trataba del Edificio de la Caja Agraria, construido por el gobierno Nacional gracias a la gestión adelantada por el exministro de agricultura Álvaro Araujo Noguera , inmueble que muchos identificaban como el rascacielos del Valle.
En alguna ocasión para el Festival de la Leyenda Vallenata en 1980, cuando se coronó como XIII Rey Vallenato Elberto “El Debe” López , “Wicho” invitó al certamen vallenato que se avecinaba, a sus amigos guajiros “Lucky” Cotes, “Pocholo” Gómez, “El Gavilán mayor”, Rafael Freile, “Chapa” Salas, “Jacobito” Sánchez, “Tin” Salas, “Memí” Cotes, “Pasto biche” y Gervasio Valdeblánquez, quienes aceptaron gustosamente la invitación, puesto que a la vez
aprovecharían para visitar a muchos amigos locales como Nefer Ariza, Alcides Arregocés, Lucas Gnecco y Santos González, entre otros.
Un 27 de abril partieron desde tempranas horas de la madrugada desde Riohacha en caravana a bordo de 15 camionetas Ranger último modelo porque querían no solamente participar de la celebración del festival sino que eran esperados por las más afamadas cuerdas de gallos de la región en el coliseo gallístico Miguel Yaneth.
Sus amigos guajiros, “mamados” de tantos aportes extras que le hicieron durante tantos años a Wicho, al pasar por el edificio de la Caja Agraria, ordenaron detener la caravana de carros suntuosos
para observar la majestuosidad y belleza del inmueble: “Ve ese es mucho mampano”, “Eso ni en Nueva York lo hay”, “Ese es mucho zambo”, ”Que salvaje ese edificio, ey el de Avianca le queda chiquito”, fueron tantas las comparaciones con el edificio de la Caja Agraria que a uno de los guajiros se le ocurrió decir : “Ve y esa no será la casa de Wicho, tanto que ha pedido para su techito , que seguro esa tiene que “sé” su casa.
Hasta aquí “El Cuento de Pepe” en la edición cultural de los viernes