Sara Mendoza, la médica colombiana que implantó por primera vez un corazón artificial en Latinoamérica
Curar corazones acelerados o muy grandes, es la especialidad de Sara Mendoza Crespo, una cirujana cardiovascular pediátrica, cuyo nombre, desde el pasado 13 de junio, pasó a la historia gracias a una hazaña médica que por décadas fue alcanzada solo por hombres.
Sara, cuyas manos son ‘casi milagrosas’, se convirtió en la primera mujer en Latinoamérica en implantar un corazón artificial. Es la primera en dominar el motor de titanio.
A esta médica cirujana solo basta con verla caminar por los pasillos de una clínica para darse cuenta que es un derroche de talento, pero también humildad. Nació en Bogotá, pero desde hace años tiene el carácter de los santandereanos, tierra en donde ‘echó raíces’ y ahora cosecha frutos. Y es que, a pesar de haber marcado un hito en la historia, Sara jamás buscó la fama, no sabía que su experiencia serviría para abrir las puertas a cientos de cardiólogas que ahora ven ella un ejemplo. La noticia de ser la primera, la tomó por sorpresa.
“Realmente yo no sabía que era así, sino que una colega me dijo: ¿Sí sabías que eres la primera mujer en colocar un dispositivo de este estilo en Latinoamérica? Estoy sorprendida, no me lo esperaba y en ningún momento lo hice pensando en ser la primera”, relató la médica cirujana.
La especialista habla con determinación pensando en el futuro para las mujeres que, al igual que ella, se han hecho un camino en medio de un campo complejo.
“Cuando yo me entrené, no éramos muchas haciendo residencia en cirugía general, no éramos muchas cardiovasculares. Hoy hay muchas más mujeres y estamos tratando de abrir espacios en el campo, y de reducir esa brecha entre hombres y mujeres en el campo quirúrgico”, agregó.
Recuerda que empezó a estudiar arquitectura, pero fue solo cuestión de meses para darse cuenta que su verdadera vocación era la medicina. Las muñecas fueron sus primeras pacientes.
“Siempre me gustó la medicina desde niña. Yo hacía disecciones en pajaritos que encontraba muertos por ahí y jugaba con mis muñecas a inyectarlas. Yo reciclaba las botellas de soluciones salinas”.
Primero pensó en la neurocirugía, pero finalmente se inclinó por la cirugía general. Hasta que sus mentores la motivaron a explorar el complejo y maravilloso campo de los corazones rotos. Y hoy, varios años después, de las turbinas de titanio que cambian latidos por nuevas oportunidades de vida en forma de cables y una consola.
Colocar un corazón artificial da muchos nervios porque muchas personas están esperando resultados favorables y hay cosas que son inesperadas en la cirugía y uno no puede controlar”.
Sofía, con una turbina en el pecho:
Ese primer corazón artificial implantado por Sara está en el pecho de Sofía González. Tiene 11 años, es la menor de siete hermanos y una cardiopatía detectada desde los 7 meses le impedían llevar una vida normal. Ahora Sofía y su familia deberán adaptarse a su nuevo corazón. Mientras tanto, su mamá, Ana Lucía Valencia, agradece y celebra la hazaña que le dio una segunda oportunidad a su pequeña niña. “La niña está evolucionando bien y me da mucha alegría que haya sido una mujer la que haya llegado tan alto”, cuenta la madre de la niña.
Para mucho, Sara Mendoza seguirá haciendo historia desde la Fundación Cardiovascular de Colombia, donde ahora es luz de esperanza para cientos de niños cuyos corazones necesitan de una turbina.
Tomado de: RCN Radio