A Piero
Por: Patricia Berdejo
Ilustración: Tomada de Wix.com
Si vos te vas, mi amor, si vos te vas, nada más podemos decirnos, mi amor, la vida se nos va como la tarde… y nos quedamos apagados, muy apagados.
Con la piel cansada, la edad encima, sin carnaval ni comparsas, yo te miro desde “cerca”, ya con los años viejos, henchida de gratitud y cariño por alentar mi sonrisa y endulzar mis días tomando nota de tu altruismo, de tus actitudes de caballero generoso, ecuánime y capaz de huir del terrorismo de estado que intentó sin sentido acallar tu voz y secuestrar tus consignas. Decidido, gallardo y resuelto, emprendiste camino a la Madre Patria y hallaste el cobijo en un Viejo Molino en Utande, que guareció y engrandeció tu lucha, que, paradójicamente, no era de enemigos imaginarios, ni de mitos, ni utopías literarias.
De los senderos del seminario te liberaste, para portar el estandarte recio de tus canciones tenues, emancipadoras e imperecederas.
Fructuoso, además con fervor por cultivar la tierra, rociándola de amor y fertilizándola con tus bríos productivos. Cediste lugar a que las cenizas que sepultaron a Armero, no petrificaran las sonrisas, que, con el eco de tu canto, devolviste a los dolientes y destechados sobrevivientes de ese infame y devastador designio natural.
La partida prematura de tu vástago, incitó tu corazón a las causas de Unicef, enarbolaste las insignias de esta patria, en su lucha fallida por la paz y desenfundaste el arma robusta de tus virtudes para engrandecer a tu Italia natal, a tu Argentina adoptiva, a tu Colombia querida y a cualquier otro destino donde tus pies se posaren.
Los que crecimos con la poesía de tus cantos diáfanos, el candor de tu prosa límpida, el encanto de tu trova prodigiosa, tus recitales traslúcidos y tu talante sensible, noble y pacifista, confiamos plenamente en
que pronto recibirás la ovación del público del Amazonas Ecuatoriano y el de otras latitudes que te aprecian y te aclaman.