El ego
Por Enrique Antonio De luque Palencia
La indiferencia hiere con saña cruel,
el ser ignorado alza sus brazos en reclamo,
el silencio asesino se cierne como un velo,
la voz se suicida, la letra rota en llanto,
en llamas el corazón, la musa presente.
Una opción se presenta como refugio,
ocultar el dolor, detener la acción en secreto,
esconderse del tiempo, una reacción sabia,
en esta paradójica situación, el amor y la razón debaten,
el dilema de escribir, suplicar, llorar sin tregua.
La voz interior resurge inmaculada,
valiente al dolor, inmarcesible e incansable.
Anda seguro, emprende tu viaje,
hallarás en otros ecos aquello que no debes buscar,
no entres donde no cabes ni encajas,
no es el lugar que anhelas, aprende,
libérate y sigue el destino que te llama.