Ver sonreír a un niño, mi mejor regalo de Navidad
Por : Lida Mendoza Orozco
Confieso que desde niña me encanta la Navidad, es una época especial en la que particularmente veo la vida desde otra óptica; es que desde el paisaje cambia en todos los rincones del mundo donde se celebra, llegan los adornos, los árboles, las luces, los pesebres y un inusitado entusiasmo de la gente que se va contagiando unido al amor, la generosidad, la fraternidad, la alegría, que hacen de esta temporada, la más hermosa.
No podemos negar que cada quien vive la Navidad de acuerdo a sus circunstancias, a su entorno, lo que en ocasiones no nos permite estar alegres ni disfrutar del ambiente decembrino; sin embargo es necesario sacar un tiempo para reflexionar, reunirnos en familia y agradecer.
Este año he vivido un diciembre distinto, una Navidad cargada de emociones, un tiempo para desprenderme de lo material y dar con alegría para ver sonreír a los niños. Eso me hizo sentir distinta y me llenó el corazón de gratitud a Dios que me dio la oportunidad de hacerlo y puso en mi camino ángeles que me apoyaron a conseguir los aguinaldos y personas a las cuales ayudar en la misión de dar desinteresadamente y llevarles no solo regalos sino alimento espiritual, instruirlos en la Palabra de Dios y adorarlo con cánticos.
Llegó la Navidad y ese fue mi mejor regalo, la sonrisa de los niños al recibir los juguetes.
Hoy cuando celebramos el nacimiento del Mesías, pido a Dios por todos los niños del mundo, para que puedan vivir en un entorno de amor y armonía en el que primen el respeto y la tolerancia y en el que puedan desarrollarse como seres humanos para que en un futuro se conviertan en constructores de paz.
Que en esta Nochebuena el Niño Jesús reine en sus hogares y nazca en cada corazón.
Feliz Navidad para todos.