Opinión

La Generación Alfa  y el apego a las pantallas

Por: María Cecilia Mendoza Araujo

La generación Alfa comprende a las personas nacidas entre 2010 a 2025, la persona con mayor edad de esta generación ronda alrededor de los 13 años y la más joven con 1 año de edad. Esta es la primera generación en la historia en crecer totalmente alrededor de la tecnología, por este motivo también es llamada la Generación Digital. Se caracteriza por la gran cantidad de horas que los niños y jóvenes pasan frente a una pantalla, comúnmente con un IPad o una variante de tableta, muchos consideran que su flexibilidad acerca de las nuevas tecnologías les brinda una ventaja significativa en el ámbito emprendedor comparada con sus generaciones predecesoras.

Para los más jóvenes de esta generación la tecnología es lo único que han conocido con seguridad, sirviendo casi como una niñera para sus mentes en desarrollo. Muchos padres utilizan este tipo de pantallas para entretener a sus hijos mientras trabajan o realizan otras actividades, ocasionando un efecto negativo para la nueva generación.  De esta forma, para un Gen Alfa, las pantallas se han vuelto una necesidad, tanto para aprender como para entretenerse.

El fenómeno del apego afectivo a la tecnología se incrementó durante las prevenciones de aislamiento de la pandemia del covid-19, donde muchos de estos niños que estaban en una etapa vital de desarrollo generaron fijaciones emocionales a sus dispositivos electrónicos. Hay quienes creen que, un niño en crecimiento con exposición constante a una tableta hace que vea al objeto como un segundo padre; una pantalla les provee entretenimiento y conocimiento ilimitado, nunca se cansa o ponen peros, es decir, son aparatos que, a esta generación, nunca dicen no. 

Las redes sociales no son espacios seguros para los niños, ya que están diseñadas para ser adictivas. Tanto el algoritmo de reels de Instagram, como los shorts de YouTube y los videos cortos de TikTok buscan que el consumidor pase la mayor cantidad de tiempo posible interactuando con sus aplicaciones. De ahí surgen términos acuñados por los internautas, como “brainrot” (en español, literalmente, “tener la mente podrida”), refiriéndose a pasar un tiempo exorbitante consumiendo tanto contenido en internet al punto de dejarte idiota y desapegado gravemente de la realidad.

Mucho del contenido para niños en YouTube puede ser categorizado como “brainrot”. Estos videos están diseñados para ser ruidosos, brillantes y llenos de imágenes que cambian cada segundo. Utilizan tácticas como unir varios videos en uno, usar efectos de sonido en rápida sucesión, canciones populares o mostrar personajes animados de series que, en algunos casos, son para adultos, como la popular Hazbin Hotel o la serie indie The Amazing Digital Circus. También incluyen videojuegos de terror con temas gráficos y violentos, como Poppy Playtime, Five Nights at Freddy’s o Garden of Banban, juegos que exploran la experimentación humana, el asesinato infantil y la ciencia no ética.

Está claro que este contenido está enfocado en retener la atención infantil con el único propósito de que los más pequeños no se despeguen ni un segundo de la pantalla, sin importar si el contenido es realmente apto para niños. Juntamos esto con una generación que sufre del pobre control parental sobre lo que ven en internet, y tenemos de resultado a la Generación Alfa actual: Niños con graves problemas de atención por la sobre estimulación de los videos que observan y grandes vacíos en las adecuadas etiquetas sociales, abandonando los comportamientos típicos de un niño.

Las niñas ya no juegan con muñecas; ahora sus juguetes son productos de skincare y de belleza. De la misma manera, los niños ya no usan su imaginación pretendiendo ser monstruos ficticios o superhéroes; ahora están al tanto del último código especial para sus videojuegos de tendencia. Son niños que no actúan como niños, sino como una caricatura de lo que piensan que son los adultos que ven en las redes. Tal vez para ser tomados en serio por los mayores, o para encajar entre otros de su edad.

En algunas ocasiones, el estigma social que recae sobre un joven que no está digitalizado por parte de sus contemporáneos es significativo. Para los más pequeños, no compartir una temática común significa no tener de qué hablar con sus compañeros de clase, lo que les impide formar amistades en sus primeros años formativos. Para los más grandes, existe el miedo a ser objeto de burlas por no parecer genial y el aislamiento de sus grupos de amigos debido a no entender la última tendencia o no jugar el mismo videojuego. Estos son algunos desafíos que enfrentan aquellos de la Generación Alfa que pasan menos tiempo en internet.

Tenemos que avanzar como sociedad por una educación crítica sobre el consumo cultural de este tipo de tecnología para los más pequeños y vulnerables, colocando ciertos límites y restricciones para que bien utilizados fortalezcan el desarrollo psicosocial y psicoactivo de la generación Alfa. Para ello, la familia cumple un rol fundamental, no se puede permitir a un niño criarse con el internet, esto incluye no permitir más de 2 horas diarias en redes sociales. También se deben encontrar formas creativas para su entretenimiento que no incluyan pantallas, como motivarlos a salir a jugar con sus amigos, realizar actividades físicas, practicar algún deporte o instrumento musical y lo más importante pasar tiempo de calidad en familia.

Fotografías: Tomadas de Internet 

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